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Clientelismo, ¿cosa de pobres?.



Clientelismo, ¿cosa de pobres?

por Pablo José Torres·

Como casi todo en la vida, el clientelismo político no es lo que parece. Según los estudiosos incluye dos aspectos: el intercambio, es decir los favores que se prodigan mutuamente patrones, mediadores y clientes; y los aspectos subjetivos, conformados por  creencias, presunciones, estilos, habilidades, repertorios y hábitos que acompañan al intercambio. Ambos son esenciales para su existencia, coexisten y juntos conforman el fenómeno clientelar. ¿Y qué es lo que parece?. Los estereotipos sobre el tema son fecundos. Dicen que es sólo favores por votos, que de esas relaciones participan exclusivamente los pobres y que es determinante a la hora de los comicios, es decir, puede por sí solo ganar elecciones.


 

¿Cómo ven los diarios el fenómeno del clientelismo?. ¿Cómo lo presentan a sus lectores?. A responder dichos interrogantes nos dedicamos en una investigación que indagó sobre la mirada que los tres grandes diarios nacionales (Página/12, Clarín y La Nación) brindan del fenómeno clientelar. La investigación buceó en las páginas web de los tres diarios buscando todas las notas que lo mencionaban, durante el período 1º de julio a 31 de diciembre de 2002. De las notas halladas surgió un informe de investigación titulado “El clientelismo, una visión desde los grandes diarios argentinos”, cuyos puntos salientes sintetizaré en los párrafos siguientes.

En principio detectamos que los diarios no reflejan la complejidad del fenómeno clientelar y, además, refuerzan los estereotipos sobre el tema. Es reducido a un mero trueque, donde los políticos cambian favores por el voto de los pobres. Nada explican de los aspectos subjetivos, ni del instante crucial de toda relación clientelar: el momento de los intercambios, donde patrones, mediadores y clientes, establecen relaciones que exceden la transacción, basadas en la pertenencia común a determinadas redes de parentesco, religión, amistad, ideológicas, étnicas, deportivas, sociales, etc.

Por otra parte los diarios argentinos ratifican que la relación clientelar la establecen únicamente pobres y políticos. No hay menciones al clientelismo de la clase media, ni remotamente insinúan la posibilidad de relaciones clientelares entre gobernantes y grandes empresarios. El clientelismo es, entonces, cosa de pobres.

Y como los pobres abundan, el clientelismo –dicen los medios- es determinante a la hora de ganar elecciones. Los políticos comparten esa mirada y actúan en consecuencia. No obstante, los pocos estudios existentes sobre el clientelismo en Argentina no detectaron ese supuesto poder decisorio en los comicios. El clientelismo es un factor más que ayuda a la hora de captar votos, pero no el único ni el determinante, así lo afirman los investigadores.

Una cuestión interesante es la utilización conjunta de dos conceptos: clientelismo y corrupción. De la lectura de los diarios surge que ambos se presentan unidos, cuando un análisis atento del fenómeno clientelar permite establecer distinciones. En general, el clientelismo implica alguna práctica corrupta, pero no siempre es así. Por ejemplo, en mi libro “Votos, Chapas y Fideos” desarrollé un estudio de caso de una red que no incluye corrupción, aunque sí desarrolla una amplia gama de prácticas clientelares.

El clientelismo es mucho más de lo que parece. Un fenómeno tan complejo y flexible requiere de intentos de comprensión amplios. Seguramente tendremos más posibilidades de superarlo si lo analizamos en sus múltiples facetas, alejándonos de estereotipos y prejuicios. La calidad de la democracia nos agradecerá el intento.


· Autor de “Votos, chapas y fideos: clientelismo político y ayuda social”. Editorial De la Campana. 2002.

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